Besapie Cristo Atado a la Columna 2019

BesapieAtado10

 

Comienzó la Cuaresma en la Vera Cruz con el solemne Besapié al Cristo Atado a la Columna, esta año enmarcado en las celebraciones del IV Centenario de su hechura por el insigne imaginero Gregorio Fernández.


De nuevo nos enfrentamos con un día desapacible, de lluvia, viento y frío, pero cofrades y público en general acudieran a demostrar su cariño al “Atado”. ´Pronto el templo comenzó a llenarse de las velas verde hechas este año para su 400 cumpleaños, los bancos de oraciones, súplicas, confidencias… ante la amorosa mirada de Cristo torturado.


Ya al caer de la noche, precedida de solemne procesión, se celebró la Eucaristía del Miércoles de Ceniza con un templo abarrotado. Ocupó la divina cátedra por primera vez nuestro capellán D. Florentino, poniendo los acordes nuestros amigos de la Coral Castilla. Muchas gracias

 

Se presentó también una oración especialmente creada para el Atado a la Columna en su Centenario: 

Mi divino Salvador:

 ¡Qué objeto de compasión has venido a ser después que por amor permitiste que te atasen a la columna!

 ¡Cómo se cumplió entonces el oráculo del Profeta, que serías de pies a cabeza una llaga!

 ¡Qué confusión al despojarte de las vestiduras!

 ¡Qué carnicería bajo aquella tempestad de azotes sin medida!

 ¡Cómo se derramaron torrentes de sangre de tus divinas venas!

 Pero, no tanto te azotó la injusticia de Pilatos o la crueldad de sus soldados, sino que te flagelaron mis culpas.

 ¡Oh malvados pecados, que te costaron tantas penas!

 ¡Oh dureza mía, que viéndote atormentado por mi causa, he continuado igualmente con mi ofensa!

 Pero de hoy en adelante no será así. Unido a tí con eternos vínculos y abrazado contigo a la columna procuraré satisfacer tu justicia ofendida.

 Por la columna a la que fuiste atado, por los azotes que rasgaron tus inocentes carnes, por la sangre que con tanta abundancia derramaste ¡piedad Señor! ¡piedad de nosotros!

 Líbranos hoy de los lazos del tentador, presérvanos de tal peligro para siempre, y llegado el fin del destierro recíbenos en el cielo.

 Amén.

 

 

 

Comienzó la Cuaresma en la Vera Cruz con el solemne Besapié al Cristo Atado a la Columna, esta año enmarcado en las celebraciones del IV Centenario de su hechura por el insigne imaginero Gregorio Fernández.


De nuevo nos enfrentamos con un día desapacible, de lluvia, viento y frío, pero cofrades y público en general acudieran a demostrar su cariño al “Atado”. ´Pronto el templo comenzó a llenarse de las velas verde hechas este año para su 400 cumpleaños, los bancos de oraciones, súplicas, confidencias… ante la amorosa mirada de Cristo torturado.


Ya al caer de la noche, precedida de solemne procesión, se celebró la Eucaristía del Miércoles de Ceniza con un templo abarrotado. Ocupó la divina cátedra por primera vez nuestro capellán D. Florentino, poniendo los acordes nuestros amigos de la Coral Castilla. Muchas gracias

Se presentó también una oración especialmente creada para el Atado a la Columna en su Centenario:

Mi divino Salvador:

 ¡Qué objeto de compasión has venido a ser después que por amor permitiste que te atasen a la columna!

 ¡Cómo se cumplió entonces el oráculo del Profeta, que serías de pies a cabeza una llaga!

 ¡Qué confusión al despojarte de las vestiduras!

 ¡Qué carnicería bajo aquella tempestad de azotes sin medida!

 ¡Cómo se derramaron torrentes de sangre de tus divinas venas!

 Pero, no tanto te azotó la injusticia de Pilatos o la crueldad de sus soldados, sino que te flagelaron mis culpas.

 ¡Oh malvados pecados, que te costaron tantas penas!

 ¡Oh dureza mía, que viéndote atormentado por mi causa, he continuado igualmente con mi ofensa!

 Pero de hoy en adelante no será así. Unido a tí con eternos vínculos y abrazado contigo a la columna procuraré satisfacer tu justicia ofendida.

 Por la columna a la que fuiste atado, por los azotes que rasgaron tus inocentes carnes, por la sangre que con tanta abundancia derramaste ¡piedad Señor! ¡piedad de nosotros!

 Líbranos hoy de los lazos del tentador, presérvanos de tal peligro para siempre, y llegado el fin del destierro recíbenos en el cielo.

 Amén.