JUEVES SANTO 2013

adas al Centro Metereológico, bastante negativas, una hora y cuarto de espera y la suspensión definitiva.

Lágrimas en los ojos, voces entrecortadas cantando la Salve y el Victoria, cofrades cariacontecidos… un año más sin poder rememorar nuestra centenaria piadosa tradición. El Señor escribe derecho con renglones torcidos… y no somos nadie para juzgar sus decisiones.

jueves

 

De nuevo, jornada lluviosa y desapacible. El Templo se abrió a las 10 de la mañana para dar paso a los grupos de visitantes, organizados por el Ayuntamiento, y se preparaba el Monumento para acoger al Santísimo Sacramento, así como las carrozas para la Procesión de Regla.

A las cuatro y media comenzaron los Oficios del Jueves de la Cena, con el recuperado Lavatorio de Pies, en el que 12 cofrades infantiles hicieron de “discípulos” para que el Capellán Rector (auxiliado por Presidente y Vicepresidente de la Cofradía) lavara, secara y besara sus pies, en recuerdo de la Última Cena de Nuestro Señor. Posteriormente, traslado del Santísimo al espectacular Monumento, bajo el palio portado por ex-presidentes y alumbrado por el farol del actual Alcalde de nuestra Penitencial.

Se suceden los turnos de vela al Santísimo, con la Iglesia atestada de visitantes y viendo una pertinaz lluvia caer. 

Ahora queda la PROCESIÓN DE REGLA: Constantes miradas a las predicciones, llamadas a la JCSS, miradas al cielo… sin ninguna seguridad. El Cabildo decide acortar la procesión hasta el acto del Convento de San Francisco y retornar a la Cofradía. Se prepara todo, no llueve, se reza una oración al Santísimo y cuando se abren las puertas una tromba de agua, digna de Noé el patriarca, nos hace frenar nuestro ímpetu. Más llamadas al Centro Metereológico, bastante negativas, una hora y cuarto de espera y la suspensión definitiva.

Lágrimas en los ojos, voces entrecortadas cantando la Salve y el Victoria, cofrades cariacontecidos… un año más sin poder rememorar nuestra centenaria piadosa tradición. El Señor escribe derecho con renglones torcidos… y no somos nadie para juzgar sus decisiones.