Día de la Familia 2016

 

Un año más nos sumamos a la celebración del fin de curso con nuestros hermanos de la  OFS LA SANTA CRUZ DESNUDA. En esta ocasión fue en las instalaciones del Colegio Ntra. Sra. del Rosario de los P.P. Dominicos de las Arcas Reales, a quienes agradecemos su hospitalidad y amabilidad.

El día estuvo plagado de circunstancias extrañas: un fortísimo viento, la celebración de elecciones generales y el fallecimiento de la cofrade de la OFS, Pilar Fernández, por quien encarecemos una oración.

La jornada comenzó con la celebración de la Eucaristía en la magnífica iglesia del Colegio, obra del arquitecto Miguel Fisac, y que recibió la Medalla de Oro en el Concurso de Arte Religioso de Viena de 1954.

Posteriormente se pasó a un animado vermut en la barra benéfica y rápidamente a degustar dos monumentales y riquísimas paellas.

Hubo que hacer un receso dado que la mayoría de los presentes acudieron al funeral antes mencionado, volviéndo los más valientes.

Los pocos que quedamos, compartimos numerosas viandas para la merienda, entre un auténtico tornado que hacía volar cualquier objeto.

Recoger y tras numerosas despedidas, nos fuimos para casa.

Cumplido una vez más el hermanamiento de las cofradías en el espíritu del seráfico Padre San Francisco.

Hasta el año que viene, si Dios lo quiere.

 

Un año más nos sumamos a la celebración del fin de curso con nuestros hermanos de la OFS LA SANTA CRUZ DESNUDA. En esta ocasión fue en las instalaciones del Colegio Ntra. Sra. del Rosario de los P.P. Dominicos de las Arcas Reales, a quienes agradecemos su hospitalidad y amabilidad.

 

El día estuvo plagado de circunstancias extrañas: un fortísimo viento, la celebración de elecciones generales y el fallecimiento de la cofrade de la OFS, Pilar Fernández, por quien encarecemos una oración.

 

La jornada comenzó con la celebración de la Eucaristía en la magnífica iglesia del Colegio, obra del arquitecto Miguel Fisac, y que recibió la Medalla de Oro en el Concurso de Arte Religioso de Viena de 1954.

 

Posteriormente se pasó a un animado vermut en la barra benéfica y rápidamente a degustar dos monumentales y riquísimas paellas.

 

Hubo que hacer un receso dado que la mayoría de los presentes acudieron al funeral antes mencionado, volviéndo los más valientes.

 

Los pocos que quedamos, compartimos numerosas viandas para la merienda, entre un auténtico tornado que hacía volar cualquier objeto.

 

Recoger y tras numerosas despedidas, nos fuimos para casa.

 

Cumplido una vez más el hermanamiento de las cofradías en el espíritu del seráfico Padre San Francisco.

 

Hasta el año que viene, si Dios lo quiere.